Para ir deprisa, puedes ir solo. Para llegar lejos, hemos de ir juntos.
Proverbio africano
- Una fina línea divisoria separa la salud de la enfermedad. Incluso pequeñas dolencias pueden alterar temporalmente nuestra forma de vida. Cuando se trata del cáncer se franquea un umbral que establece dos realidades bien diferentes, la de vivir como persona o la de vivir como paciente. Solo nombrar la palabra cáncer produce una sensación de malestar en quien la escucha. Y es probable que ese interlocutor, con la mejor voluntad, no sepa qué Siempre las cosas les suceden a los demás, las desgracias no van con uno. Para quien lo padece, el cáncer es el acontecimiento más importante de su vida. Un cambio forzoso de planes. Pero es algo que nos puede pasar a cualquiera. El cáncer es una enfermedad global. La mejor forma de abordarlo va más allá de la empatía. Simplemente se trata de pensar que podrías haber sido tú.
- El cáncer es una de las epidemias de nuestra época. Su incidencia y prevalencia aumentan de año en año. Es una enfermedad de países desarrollados ligada al envejecimiento de la población. A mayor expectativa de vida de un país, mayor prevalencia de cáncer. En España, el cáncer es la segunda causa de mortalidad, después de las enfermedades cardiovasculares. Afortunadamente, desde hace unos años, la mortalidad está disminuyendo de forma sostenida debido a los avances terapéuticos y a la mejora tecnológica que posibilita un diagnóstico en fases más precoces.
- Las cosas están cambiando. Y este cambio se produce a gran velocidad. Solo en estos últimos treinta años ha habido más avances en el diagnóstico y el tratamiento del cáncer que en toda la historia de la Medicina. Y el conocimiento y la tecnología avanzan de forma imparable. Probablemente no seamos muy conscientes de que hace tan solo treinta años empezábamos a utilizar los primeros TACs , que hace veinte años no disponíamos de Resonancia Magnética, que los tratamientos de Quimioterapia eran como pequeñas bombas intravenosas que se administraban al enfermo y que atacaban en todas las direcciones, sin diferenciar células sanas de enfermas. Y todo esto, sin medidas de soporte adecuadas, con náuseas y vómitos tan intensos que algunos pacientes rechazaban el tratamiento por su causa. La metáfora le iba bien al cáncer. Sinónimo de muerte y dolor puesto que el tratamiento con opioides estaba reducido a unas pocas formulaciones intravenosas. Pero de esto ya no nos acordamos y es lógico. Vamos a buscar lo bueno.
- En el momento actual la incorporación de conocimientos tras la secuenciación del genoma humano está siendo vertiginosa. Las consecuencias son muy importantes para muchas enfermedades, especialmente para el cáncer. El conocimiento de las mutaciones genéticas en los diversos tipos de cáncer nos permite nuevas agrupaciones de tumores que comparten características biológicas comunes y son susceptibles de ser tratadas con mayor precisión, con tratamientos más específicos y menos tóxicos. De forma simultánea, los tratamientos de soporte, el control de los efectos secundarios y del dolor, la mejora de las infraestructuras etc., posibilitan una calidad de vida hasta hace unos años impensable para un paciente oncológico.
- Cáncer. Nunca se ha estado más cerca de comprobar que no es una única realidad sino mil situaciones diferentes. Cada persona es única y cada tipo de cáncer también. Nadie puede predecir lo que le va pasar. El futuro no está escrito. Pero sí tenemos ya una gran cantidad de conocimientos como para saber que, hoy por hoy, el tiempo corre a nuestro favor y que podemos tener un cierto grado de confianza en el avance de la ciencia. Y seguir avanzando solo se consigue con recursos y esfuerzo para fomentar la investigación y el cuidado de los pacientes.
- Con todos estos medios disponibles para combatir el cáncer, prevenirlo está en nuestra mano. Con la adopción de una serie de hábitos saludables, podemos cambiar este aumento en la incidencia del cáncer imparable hasta ahora. Una dieta adecuada – la mejor es la dieta mediterránea, sin duda alguna -, evitar el sobrepeso, reducir la exposición al sol, hacer ejercicio físico, disminuir la ingesta de alcohol y eliminar por completo el tabaco. Con la sola mejora de estos cinco hábitos podríamos disminuir en un tercio la incidencia del cáncer. Controlar el cáncer es un esfuerzo conjunto que empieza por cada uno de nosotros, cogiendo las riendas de nuestra propia vida.