«Una emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción SÍ causa dolor»
Frederick Dodson
Tras un diagnóstico de cáncer de mama es normal pasar por un periodo de incertidumbre en el que se mezclen el miedo y las dudas sobre esta enfermedad, ya que suele suponer una crisis vital para nuestros proyectos presentes y nuestros sueños futuros. Inevitablemente, esto va a afectar a la vida familiar, social, laboral y a nuestro bienestar emocional, por lo que entender desde el primer momento qué es lo que nos pasa y qué estamos sintiendo puede ayudarnos a gestionar mejor la situación.
Al principio, puede que no tengamos claro qué es lo que está en nuestra mano o qué podemos hacer nosotras, y en este sentido, es clave no subestimar la importancia de estar informadas sobre el cáncer. Consultar las dudas con los profesionales sanitarios es fundamental y nos va a ayudar a entender mejor nuestra situación, conocer qué cosas pueden ser útiles para gestionar la enfermedad, mejorar algunos hábitos de autocuidado y tomar un papel activo en el proceso.
Al tratarse de una situación compleja e inesperada, la mayoría de las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama vive un proceso de adaptación psicológica. Es un camino muy parecido a un duelo, ya que se produce una pérdida de nuestro estado de salud previo. Además, esto puede producir emociones muy diversas tras recibir el diagnóstico.
¿Qué siento?
Algunas de estas emociones pueden ser el miedo, la incertidumbre, la tristeza e incluso la culpa, y aunque en un principio puedan parecernos desagradables, todas ellas cumplen una función muy importante, ya que nos permiten adaptarnos a esta nueva situación, aportando información sobre el entorno y sobre lo que está ocurriendo.
- Miedo. El miedo puede aparecer ante la percepción de una amenaza para la vida y para la integridad física, familiar, económica y social de la mujer. Puedes experimentar miedo a la propia enfermedad, a la muerte, al sufrimiento, al futuro incierto, a los cambios físicos o a la situación sociofamiliar.
- Incertidumbre. La incertidumbre es una emoción muy frecuente antes y después de recibir el diagnóstico y suele presentarse cuando no tenemos control ante una problemática y no sabemos qué ocurrirá en el futuro. Aparece cuando no somos capaces de darle un significado a la experiencia que estamos viviendo y frente a diferentes circunstancias que nos parecen ambiguas y complejas, como el diagnóstico de una enfermedad. Por ello, tomar una actitud proactiva e informarte mejor de tu situación te dará mayor sensación de control y tranquilidad.
- Culpa. La culpa es una respuesta emocional común en las fases iniciales de la enfermedad. Aparece porque necesitamos encontrar un porqué a lo que sucede. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no existen respuestas ni responsables concretos, ya que la enfermedad es consecuencia de una combinación de factores muy diversos.
Para que estas emociones y todas las demás que se experimenten a lo largo del proceso de la enfermedad no afecten a nuestra calidad de vida, debemos aprender a gestionarlas y entender qué estamos sintiendo para poder ponerle nombre.
Es esencial que afrontemos este proceso con una postura de esperanza basada en el mejor conocimiento posible del cáncer de mama, lo que implica preguntar todo lo que necesitemos sobre los tratamientos y estar rodeadas de profesionales de confianza. Todo ello sin que se nos olvide cuidar la salud emocional, ya que tener un papel activo y una actitud positiva nos dará una mayor sensación de control durante el proceso de la enfermedad.
Todas estos consejos y recomendaciones aparecen en la guía ‘Tengo cáncer de mama, ¿qué puedo hacer?’, que nace con el propósito de ser un documento de acompañamiento psicológico en el que, además de encontrar los testimonios de otras mujeres, se facilitan herramientas para favorecer una mejor gestión emocional del cáncer de mama.
En este documento, elaborado desde la perspectiva de las pacientes empleando un lenguaje cercano, se pueden encontrar recursos para mejorar el día a día de la enfermedad, como por ejemplo un registro para preparar la consulta con el médico y un plan de acción para mejorar el autocuidado (cuidado físico, psicológico y social).
La guía, puesta en marcha por la Fundación Actitud Frente al Cáncer con el apoyo de Pierre Fabre, puede consultarse y descargarse gratuitamente en el siguiente enlace: