Hay acontecimientos en la vida que parece imposible que vayan a suceder. Así ha pasado con CHIARA GIORGETTI. No podía dejarnos. No podía morir. Una persona joven, con tanta vitalidad y tantos proyectos. Su enorme ilusión por todo lo que hacía, contagiaba. Sus niños, su Colegio Montserrat, su ilusión por la enseñanza y por descubrir cosas nuevas con los alumnos. Quería a sus niños y ellos la adoraban. Sus padres también. Madre CHIARA. Era joven y sencilla, con naturalidad. Sin maquillaje, sin pinturas ni adornos. Guapísima con tan solo su velo gris de Misionera de Nazareth. Todo lo que hacía o decía lo expresaba tal como lo sentía, sin doblez. Callaba cuando algo le desagradaba. No criticaba a nadie. Nunca.
Para las pacientes con Cáncer de Mama Metastasico, para todas las que la conocimos, fue un referente. Quería ser Misionera en otras mundos, fundar una nueva Espiritualidad. Su enfermedad no se lo permitió; pero lo hizo aqui, en este mundo del Cáncer de Mama Metastasico en el
que nos debatimos entre la estabilidad y la progresión, en el que siempre estamos esperando que aparezca un tratamiento especial, que consiga curarlo sin los terribles efectos secundarios. CHIARA aprendió y enseño a muchas pacientes como aprender a indagar y buscar investigaciones sobre los nuevos tratamientos, a discernir entre las mejores opciones que existieran en cada momento. Con su ejemplo. Con sus propias experiencias. CHIARA tuvo fuerza de voluntad supo adaptarse a sus circunstancias. Y renunciar a viajes atractivos que se le presentaron en el último año de su vida. Renunciar y también obedecer unas ordenes y perder oportunidades que sabía que no se le iban a volver a presentar.,Que difícil: renunciar y obedecer. Con una sonrisa amable, siempre.
Al final también supo que tenía que renunciar a lo más importante. Supo que tenía que dejarse llevar por un desenlace final, una vida que se le acababa. Una vida que la enfermedad le robaba a pasos agigantados. Y ella lo sabía y aunque le costaba aceptarlo no dudo finalmente en rendirse. Y ese final, quiso la Vida, que fuera precisamente ls Noche de Navidad, el Dia del Nacimiento a la Vida “Nativitate, -Nati- Nacimiento, -Vita- de la Vida, -Te- para Ti”.
Sabemos que cuando alguna de nosotras muere, una nueva Estrella aparece en el cielo. Formamos parte de la Via Láctea. Esa Vía que siguieron peregrinos de todo el mundo buscando lo más difícil de alcanzar, el camino de la educación hacia su -nuestro- propio descubrimiento, un camino celestial que conduce a – nuestro- propio Dios, el Dios de cada Uno.
CHIARA, como la Estrella que guío a los Magos de Oriente para encontrar el Misterio, asi tú nos guiarás a nosotras y a todas las demás que vengan para encontrar nuestra propia Epifanía, nuestro propio descubrimiento de la fortaleza personal que llevamos dentro para afrontar la adversidad. El descubrimiento de lo que aparentemente sabemos pero que en realidad desconocemos. Nuestro propio Yo. Y cuando nos llegue el momento de rendirnos, ser capaces también de renunciar y aceptar. “Fiat – hágase.- “
25 de Diciembre, 2018